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miércoles, 27 de febrero de 2008

Congreso

Recostados en rojos butacones,
arrugadas ya las americanas,
dejamos de oír las palabras vanas,
abandonamos nuestras discusiones.
La tarde muere tras los cortinones,
lejos de los nervios y de las canas
un paso más allá de las ventanas,
frontera de nuestras meditaciones.
Otra vez hemos pensado y luchado
tensos y fieros como los guerreros;
mirada encendida, verbo agotado.
¿Serán estos saberes verdaderos?
Acecha la pregunta a quien, cansado,
encandilan lejanos pebeteros.

Examen

Verde viento bailotea,
juega con los árboles inmóviles.
La tarde inicia su marcha,
lenta y sosegada su andadura;
claridad azul del cielo,
luz dulce y misericorde.
El mundo se detiene un instante,
sonríe y se satisface,
exhala otra vez el aire;
la hoja suspendida gira
y danza, altanera, entre los árboles.

Duda que quema
y te atraviesa,
la verdad apenas entrevista
huye y se esconde.
De pronto, la mente se serena,
se hace consciente la imagen.
La ve con luz clara.
Trazo que vuela,
que cubre la hoja,
da la respuesta que a nadie importa;
sólo a aquél junto a la ventana
que distraido sueña,
pleno de azul,
con una hoja,
con la luz,
con el aire.
Tú.

Mañana

Todavía el mundo es joven - pensaba.
Los milenios -destellos- se han consumido,
desde aquel soplo de brisa sobre el trigo,
aquella caricia en el rostro y en el alma,
la despedida en aquel partir incierto.
La muerte, entretanto, serena, esperaba,
aguardando el encuentro entre filo y cuello,
dejándose peinar por el suave viento
y gozando de la sombra del ciruelo;
deseando enrojecer el rojo fruto
con sangre, tibia y espesa, de un guerrero;
presta, también, para ceder la guadaña,
que segará la vida de quien escucha,
tranquilo y descuidado, soplar el viento,
suave, sobre el campo de trigo, sereno.



En la noche de Todos los Santos

Húmedos los labios,
brillo en los ojos.
Leve aleteo al respirar.
Piel y carne en su lugar,
vientre y garganta,
manos, y pies para caminar.
Saberes y esfuerzos
Bellos y tristes recuerdos
que ahora torna a invocar,
frágiles vínculos
que está a punto de desligar.
Abandono y frialdad.
Búsqueda de una presencia.
El amor total ¿dónde estará?
Unos pasos más.
Aún siente el corazón palpitar,
el frío en el rostro,
el reflejo en sus ojos
de la gris inmensidad.
En unos instantes,
todo desaparecerá.
Tiemblan las piernas,
no puede vacilar.
El orgullo, lo último que morirá;
una última mirada,
y la oscuridad.
Un aleteo, un sonido
en el mundo que seguirá.
Un escalofrío al imaginar
el filo de acero bajando,
el final.