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viernes, 27 de marzo de 2009

Enigma

A la memoria de Juan Miquel

Oculta la ironía en el dictamen,
dormida tanta gracia que escondía,
perdíamos del verbo la alegría.
Sólo como materia de un examen
o de algún académico certamen
aquel árido texto se leía.
Real creían lo que parecía,
sin ver en tan sutil trama el ligamen.
Ni polvo eran ya los fríos restos
del romano doctor que con su genio
se rió de los juristas peripuestos,
cuando otro empeñó todo su ingenio
en ver los artificios interpuestos;
y al final el enigma mostró al Genio.

o también

Oculta la ironía en el dictamen,
dormida tanta gracia que escondía,
perdíamos del verbo la alegría.
Sólo como materia de un examen
o de algún académico certamen
aquel árido texto se leía.
Real creían lo que parecía,
sin ver la trama del sutil ligamen.
Ni polvo eran ya los fríos restos
del romano doctor que con su genio
se rió de los juristas peripuestos,
cuando otro empeñó todo su ingenio
en ver los artificios interpuestos;
y al final el enigma mostró al Genio.

domingo, 15 de marzo de 2009

Bestias

Es inútil la ira
que contra las bestias
dirigirás.
En su espalda se carga
la feria y el altar,
pura vanidad.
Saltimbanquis y sacerdotes;
esplendor de fuego y colores;
torbellino que gira
y en el que habitas.
Sobre ellas duermes,
plácidamente.
Despiértate y salta;
y verás los bueyes marchar
bajo la luz crepuscular
mientras a ti te envuelve
la oscuridad.

Hace unos meses colgué estas palabras como comentario a la entrada "Desde el 85", de New Morning Light (http://newmorninglight.blogspot.com/).
Por cierto, hermosísma la última entrada de ese blog, "Through", y muy adecuado el fondo musical con el que coincide, el "Go Slowly" de Radiohead.


sábado, 14 de marzo de 2009

Príncipe

Brillan las blancas piedras de la plaza
en la luz alegre de la mañana.
El príncipe dirige su mirada,
alta, altanera, clara
al bullicio que vibra,
a las chicas que pasan.
De los vendedores;
¡seda, lino, especias!
escucha las voces.
Un cristal le separa en su palacio
de aquel fluir insensato.
Con fría calma estudia el escenario
buscando, sin saber, lo más cercano.
Su vista se detiene,
cesa su devaneo.
Una túnica blanca, pelo negro;
un cántaro en la cadera apoyado,
ojos vivos, prendidos.
Claridad y agua fresca,
suave brisa en el rostro.
Vida pura rebosa
en el leve ondear
de la figura hermosa.
El mundo se resume
en aquellos ojos,
en el aire que exhala,
el corazón que golpea,
la carne que lo rodea...
¡Cuánto no daría él
por sentir un instante
aquel aire en su rostro,
el latido en su pecho!
Crece en él el deseo,
la rabia.
Una vida perdida,
destrozada.
Regala una sonrisa
la muchacha
y el joven agraciado
suelta la carcajada.
El puño se crispa
junto a la ventana.
A la noche redoblan los tambores
se juntan las filas de los guerreros,
el príncipe mira con ojos fieros.
Las hogueras ya iluminan el cielo.
Muertos, gritos, prisioneros.
Muchos han pagado
del príncipe el deseo.

martes, 3 de marzo de 2009

Cadáveres

¡Ay! Vivimos tan poco...
pero somos tantos los que vivimos
que, juntos unos y otros,
un montón de cadáveres
hacemos parecer el mundo vivo.

¡Ay! Vivimos tan poco...
pero somos tantos los que vivimos...
Tú y yo, unos junto a los otros, todos,
de cadáveres solemne hermandad,
breve titilar en la oscuridad,
luz que se apaga sin casi brillar,
mano que la mano llega a rozar.
Es otro quien en lo alto contempla
el resplandor de la llama perenne
que nuestras vidas llenan,
nuestras muertes encienden