Entrada destacada

Libre

lunes, 26 de octubre de 2009

Revolución

Cuelgan cadáveres de las farolas;
hombres, mujeres; brazos y pies desnudos;
jirones de carne azul bajo la lluvia.
Se hace de noche en la ciudad silenciosa,
devoran las llamas papeles y edificios.
Se cierra el día y las puertas son condenadas.
Quedan francas las casas de los muertos
que cuelgan de lo alto de las farolas,
péndulos sobre vómitos y excrementos.
Ya no son nada,
adornos en las aceras de la ciudad,
ojos de cristal, lenguas de cartón;
hay quien aún les espera con amor,
sin saber que sus manos están atadas,
que una cuerda aprieta su yugular,
que ya no son.
Restos de la ira, trigo molido,
uva macerada en el puño de la masa.
Del causante el cadáver las culpas paga
con ese voltear grotesco y lento
sobre sangre y excrementos.
Bajo la luna callada algunos se acercan y lloran
mientras otros escapan.
Ya nadie se acuerda de quien tensó la cuerda
que en cada farola una persona ahorcó.
Tan solo en esta noche oscura y fría
se aguarda en cada casa, en cada lupanar
que el sol que llegue alumbre
un mundo en libertad.
Un día es lo que tardarán
en descolgar los cadáveres de las farolas
y en sus despachos volverlos a colocar.

viernes, 9 de octubre de 2009

Silencio

Me rodea el silencio,
un silencio rotundo.
Permanezco en silencio,
un silencio azul.
Un lago helado
bajo el aire sin nubes.
El mar no tiene olas,
su calma me ensordece.
En el silencio está
todo lo que me inquieta.
Permanezco en silencio
una hora tras otra
desde el amanecer
hasta el ocaso,
junto a este mar helado.
Oigo mi corazón,
os escucho
y escribo
esto.